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Channel: Hija no hay más que una... (Gracias a Dios)
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Oídos sordos

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Sí, soy de esas madres que fingen que oyen a sus hijos mientras en realidad repasan mentalmente el trabajo pendiente, si ha dejado o no puesta la lavadora o las equivalencias de la tabla periódica, si me apuran, todo con tal de no seguir las conversaciones en bucle y las preguntas encadenadas del pelirrojismo. Lo confieso.

Y es que la nena es de las que no se callan ni un segundo y que precisan de atención auditiva continua y algún que otro asentimiento verbal que le confirme que estoy al tanto de la última aventura de Dora y la princesa de Cristal, tanto así que cuando sospecha que estoy hibernando me coge la cara con las dos manos habitualmente pegajosas -un gesto que yo no suelo esperar y que me deja al borde del infarto- y me grita. ¿¿Me eztáz ezcusshando, mamá??

Y, claro, yo digo que sí, aunque habitualmente es que no y trato de ponerme al día en los tres segundos que tardo en contestar con el mismo miedo en el cuerpo de cuando la profesora de Arte me sacaba de una conversación con mi amiga para preguntarme qué estaba ella explicando. Más o menos.

El problema ya no es que la pelirroja sospeche que su madre pasa de sus conversaciones, que lo sospecha, sino en que a veces el karma por haber sido una malamadre me escupe en la cara y me acaba metiendo en unos berenjenales de los que luego no tengo ni idea de cómo salir. 

Y es que cuando la niña me habla y yo pongo el piloto automático -sobre todo cuando la llevo en el carrito- a mi poco interés en sus relatos, se suma que no tengo capacidad auditiva como Lobezno para filtrar el sonido ambiente y recuperar todos los datos... y para apañarme, voy contestando a todos los tonos interrogativos que voy identificando con un 'sí' o un 'claro', básicamente porque habitualmente las preguntas acaban con un 'a que zí mamá?' y no quiero que sospeche que no la estoy oyendo y entre en bucle violento o lo que es peor, se dé cuenta de que Dora me interesa casi tanto como el Estado de la Nación Noruego.

El problema es que a veces no me habla de Dora ni de Peppa Pig ni de la princesa Aurora... a veces me habla de que no va a ir más al colegio o que no va a comer nunca más o que le voy a comprar muchos regalos,a lo que al parecer yo me voy comprometiendo mientras empujo el carro y pienso en los gases nobles.

Así que cuando, inocente de mí, llego a casa y le preparo la comida -sí el potito, aún seguimos así- me dice que ella no va a comer y que además ya me lo ha dicho y que yo se lo he prometido y que las promesas no se rompen...  me pilla en bragas y con la cara descompuesta de pensar en todas las barbaridades que he sido capaz de apoyar en el último trayecto desde el cole porque es probable que un día de estos me pida una moto o un piercing en la ceja y yo se los conceda alegremente mientras mi mente divaga por la nueva colección de Inditex.

Aunque, ahora que caigo, pensándolo bien y conociendo al pelirrojismo como lo conozco, tampoco me extrañaría que se hubiera coscado de que no la escucho y me esté haciendo pagar la afrenta. Como si lo viera.



Quejas de una embarazada

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Una vez leí un artículo donde se decía que no hay dos embarazos iguales y que una misma mujer podía haber pasado 40 semanas en el infierno con su primer hijo y, sin embargo, disfrutar de un plácido y tranquilo segundo embarazo en la gloria bendita.

Pues una que es sensible a estas cosas y siempre mira el lado bueno de las cosas, esperaba que este nuevo preñado fuera, no un camino de rosas -porque que tu cuerpo engendre un niño mientras tú vas a por el pan no puede ser una cosa ni sencilla ni físicamente agradable, para qué engañarnos- pero tampoco verme inmersa nuevamente en un mar de mareos, náuseas, barrigas descomunales y malvivir generalizado y que tendría un preñado casi de película.

Pues no. El artículo era una falacia muy mala y porque no lo encuentro, que si no le mandaba una carta a la señora redactora y volcaba sobre ella toda mi ira hormonal y mis frustraciones de embarazada, que seguro que eso me aliviaba mucho el estrés.  Porque este segundo embarazo está siendo casi peor que el primero, vamos que no voy a ser jamás una de esas mujeres que hablan de la gestación como el estado ideal de la mujer y del milagro de la vida que llevan dentro que le refleja la luz en los ojos... yo ando demasiado ocupada tratando de no echar el duodeno por la boca cada mañana. Que la cosa está muy mala.

Y es que las náuseas empezaron antes de la primera falta y cuando empezaron a aminorar, que no a desaparecer, llegaron los siempre entrañables ardores y su poquito de acidez complementaria, la mar de bien, lo que sumado a la rinitis alérgica que lleva conmigo desde que me hice el predictor, la tos de troll y la mala cara apanada y verdosa del indio gigante de Polttergeits hace que si bien este embarazo no sea igual al del pelirrojismo sea, probablemente, un poquito peor.

Aunque, para ser justa, he de reconocer que a estas alturas -23 semanas creo que llevo, pobrecito cigoto que no le hago ni caso, ni tengo calendario de Anne Geddes, ni  libro del bebé, ni agenda, ni ganas de vivir- ya estoy mucho mejor de lo mío y si no fuera por la gripe o el ébola o lo que sea que nos acecha y los dos mil kilos que me he echado encima, estaría casi bien. Hecha un callo, pero bien.

Y es que ya os comenté que no soy de ésas a las que el embarazo las otorga una luz casi celestial y una lozanía propia de los 15 años y un pelazo Pantenne para ir dando coletazos arriba y abajo... yo  más bien al contrario. La cara me ha crecido como dos centímetros de sangría por cada lado y la tengo tan hinchada que me cuesta sonreír más que a Carmen Lomana tras una -otra- sesión de bótox. Tengo una barriga tan gigante, que voy por la calle fingiendo que estoy a punto de parir porque ya me da fatiga la cara que ponen las ancianas que me soban la barriga y se quedan estupefactas cuando les digo que sólo estoy de tres meses -porque tengo la misma barriga casi desde que me hice el predictor- y mire usted, yo soy mucho de culo, pero barrigona no, y ahora soy un Falete herniado... que parece que estoy engendrando cuatrillizos.

Y lo más curioso de todo es que, aunque endemoniada y quejica, estoy encantada con todo esto porque, aunque a mi juicio el embarazo es uno de los peores estados a los que tiene que enfrentarse una mujer, -junto al de ser fallera mayor, que no se me enfade nadie, pero es que yo los roetes como que no los entiendo- en unos meses me van a dar un nene pequeñito y regordete, suave y blandito, que vendrá a destrozarme aún más los nervios y a aumentar mi malvivir y mi alopecia, pero sobre todo, vendrá a completar nuestra familia. Y eso me vuelve loca de alegría. Y de curiosidad. Y de sueños. Y de miedos. Y de nuevas ilusiones... Y me lo compensatodo. Otra vez.

Ya lo decía mi madre, que no tengo cabeza.

Madre sí hay más que una. 42.- La madre experta

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La madre experta -que ha logrado la graduación Cum Laude con su tercer hijo- tiene poderes sobrenaturales y con sus miles de brazos al estilo de la diosa india Vishnu, es capaz de darle los nuggets al mayor, mientras le enchufa el biberón al segundo y mece al mediano al compás de una nana, todo sin ni siquiera pestañear, mientras tú, vuelves a echarte otro chicate de leche en el antebrazo para asegurarte por quinta vez de que el bibi de la tuya no quema.

La madre experta no ha vuelto a coincidir con el pediatra de sus hijos desde que tuvo al segundo y los virus, los gérmenes y el miedo a las enfermedades del África ecuatorial se le fueron disipando en pro de la actividad frenética de una crianza múltiple que le mantiene el tipo a raya y los nervios sanos a pesar de todo, porque la muerte por atragantamiento o los escrúpulos de usar la escobilla del wc como juguete infantil se fueron, junto al derecho a ir al baño, sola tras el último paso por paritorio.

La madre experta conoce todos los trucos para todas las situaciones posibles, básicamente porque no le quedó otra a su instinto de supervivencia tras compatibilizar tres niños berreando al unísono y matándose vivos por un clic de Playmobil sin brazos, así que tiene un baúl de disfraces para prestar, artilugios de puericultura para todos los gustos y colores tras años de acumular trastos y un saco de buenos consejos no muy políticamente correctos, pero de los que de verdad funcionan.

La madre experta fue madre primeriza con su primer retoño y cumplía con todas las normas y recomendaciones del pediatra, la madre y la suegra y la OMS, con el segundo se relajó un poco y el tercero acabó buscándose la vida como buenamente pudo en los huecos que su madre tenía entre suspiro y suspiro. Y sobrevivió tan bien o mejor que sus hermanos.

Los niños de madres expertas y múltiples están acostumbrados a compartir y a vestirse igual durante tres años a causa de la herencia de sus hermanos y suelen dar menos problemas a su madre que después de volverse loca con tanta cuarentena, tanto primer año y tanto celo infantil, acabó por acostumbrarse al malvivir y ahora, vive mejor que cualquiera. Que cualquier madre, quiero decir.

(Nivel de identificación personal con la madre experta, de momento, 1 sobre 10)

Y repetimos:
Cada lunes, un nuevo modelo de madre en ‘Madre sí hay más que una’. Entendemos que son tipos muy puristas y que más de una podéis picar de varios a la vez, pero de cualquier manera, hagamos autocrítica y encasillémonos, será divertido!! Los que no seáis madres podéis encasillar a las vuestras, a vuestras hermanas, a vuestras amigas o a vuestras mujeres… que todo sea crítiqueo y algarabía. Eso sí, que conste que desde ‘Hija no hay más que una’ no queremos juzgar a ningún prototipo de madre, o no mucho al menos, así que, por favor, que nadie se ofenda que nos va a tocar a todas… pero entretanto, a divertirse!

La flauta como instrumento de tortura

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Como ya os he comentado alguna vez, mi madre es una abuela subversiva que no sólo no me hace ni puñetero caso como madre de la criatura sino que además, trata de hacerme la vida un poquito más complicada luchando contra mi poca voluntad y poniéndose de parte del pelirrojismo para que le deje el chupete un año más, no le quite el pañal o le compre veinte láminas de pegatinas de las Monster High para que me redecore el salón, mientras se ríe por lo bajini sabedora de su maldad y mi malvivir.

Esto venía ocurriendo desde que el mundo es mundo y la pelirroja tuvo a bien salir de mi cuerpo y respirar por sí sola, momento en el que mi madre la tomó bajo su protección y una ya se iba acostumbrando a ello e incluso en ocasiones empezaba a hacerle caso -más por agotamiento o miedo que por razonamientos lógicos, todo hay que decirlo- hasta que hace unos meses se fue de escapada con mis tías y no tuvo otra idea que traerle de regalo a la nena una flauta. ¡Una flauta!

Una flauta de la que la salen ruidos infernales que me taladran la trompa de Eustaquio y me ponen los nervios del revés, mientras los vecinos sufren en silencio los estragos de su nueva inclinación por el mundo musical.

No obstante, una que no es tonta y ama a su prole pero también a su integridad psíquica, decidió esconder la flauta al segundo día de martirio, que bastante contaminación acústica tengo ya con los gritos de la nena y los de Dora la Exploradora -que para mi desgracia, ha vuelto a ganarle la batalla a Peppa Pig- como para dejarla tontear con ese instrumento de tortura.

Bueno, pues resulta que el otro día que fuimos a casa de los abuelos, mi madre le entregó otra flauta exacta a la que yo tengo escondida, que se ve que la muy maligna, previendo mis movimientos estrategas, había comprado todo el arsenal de flautas de la tienda de aquel pueblo para tener reservas como para un año o dos.

Sobra decir que dieron igual mis protestas, que por cierto decidí cesar en cuanto me amenazó con darle el órgano con 30 melodías predeterminadas que tiene allí para que juegue, que sólo me faltaba eso para acabar ingresando en un psiquiátrico.

Así que volvimos a casa con la flauta, la nena encantada porque ahora con los malditos Little Einstein se cree Beethoven y yo maldiciendo mi suerte, loca por llegar a casa y contarle al pater nuestra mala nueva de que la flauta había resucitado. Así al menos, lloraríamos juntos y maldeciríamos la malas artes de la mamma. 

Pero no me dio tiempo porque mientras subíamos la escalera, el pater salió a nuestro encuentro y le entregó a la pelirroja un regalito que le había comprado esa misma tarde en un puesto del centro. 'Es que ella quería una' me dijo con voz temerosa al ver que yo ya tenía los ojos inyectados en sangre...  Le había comprado una trompeta.

¿Cómo no voy a estar mal de lo mío?

Quejas de una embarazada. La deprimente ropa premamá

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Que la mujer está más guapa cuando está embarazada es una falacia muy grande. Como mucho, puede estar igual de guapa, que ya es decir, porque entre las anchuras propias de la gestación, la cara raruna y en ocasiones, el acné juvenil o la cojera propia de la ciática no ayudan demasiado a su atractivo, pero claro, está feo que encima de estar pasando por nueve meses de infierno gestacional además, se le diga que está hecha un callo. Sólo faltaría.

Pero si ya están -estamos- más feas por méritos propios, esto es por la propia evolución del embarazo, la cosa se complica con la moda para embarazadas y cuando digo moda estoy siendo más que generosa.

Y es que cuando una se preña no sólo tiene que decir adiós a su cintura, a las copichuelas y al lomo ibérico sino que también tiene que despedirse de ir decentemente vestida a la calle y por supuesto de tener contacto alguno con las tendencias del momento, que una es hacerse el predictor y tener que ir vestida como Betty la Fea. O peor.

Yo no tengo claro el porqué de los terribles diseños para embarazadas que hay en el mercado ni de por qué las grandes marcas textiles reducen sus modelos preñatiles a dos o tres cositas, que además poco tienen que ver con sus maravillosas colecciones para mujeres de útero libre, como por ejemplo ocurre en Zara.

Y luego están las firmas como H&M que tienen una amplia gama de ropa premamá pero que va como cinco años por detrás -y aquí vuelvo a ser generosa- sobre el resto de la colección y una se muere de pena de ver esas gigantocamisas con elásticos bajo el pecho, esos blusones de madre vieja y esas faldas estampadas de monja arrepentida.

Pero a la ilusas preñadas siempre nos queda esperanza para las tiendas especializadas en embarazadas que, por cierto, cuesta la vida encontrar y que una vez que la encuentras no puedes sino echarte a llorar al comprobar el género, que probablemente alguna vez estuvo de moda en la Ucrania de los 90. O puede que tampoco.

Las más delgadas siempre tienen la opción de buscar modelos 'normales' anchos de la L o la XL y seguir vistiendo monas incluso en la recta final del embarazo, pero claro, a las que ya tenemos una L en estado normal, el camino hacia el look demodé se nos hace mucho más corto y tenemos que pasarnos la vida ojo avizor en busca de una prenda que nos salve de las garras de la depresión textil. Y no es fácil.

Yo de momento sobrevivo gracias a un par de vestidos de H&M -monos pero que jamás hubiera comprado de tener otras opciones- unos vaqueros premamá que se me clavan en la cicatriz de la cesárea y me cortan la respiración y una falda vaquera con aires de catequista que me deprime de sólo mirarla. Y eso es todo.  Menos mal que tengo dos mil collares para aliviar el aspecto de fea de la clase de película de Antena 3 pero dado el nivel de callosidad de la ropa cada vez me los tengo que comprar más grandes y a punto estoy de dejarme las cervicales por el camino. Lo que yo te diga.

Que aún no habéis participado en nuestro Súper Sorteo de Aniversario!!! Y a qué esperáis???? Tenemos 20 regalazos en juego!!! Y sólo podréis participar hasta el día 2!
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Habemus nombre

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Ya os conté en su día que cuando comuniqué al mundo exterior mi decisión de ponerle Violeta a la pelirroja, hubo una especie de revolución violenta a nuestro alrededor  porque al parecer ese nombre era poco menos que una ofensa mortal ya no sólo contra el buen gusto –o sea, el suyo- sino también contra la moral, la ética y los dioses griegos del Olimpo.

Aquello me costó meses de insinuaciones, caras de espanto e intentos de que entrara en razón por las buenas o por las malas porque al parecer ponerle a la chiquilla ese nombre era como condenarla a una vida social llena de humillaciones populares, eso si osaban acercarse a la niña que con ese nombre, igual ni lo intentaban, que a mi familia le encanta el drama y más aún la coacción hacia mi persona.

Bueno, pues ahora que la niña ya tiene tres años y que todo desconocido con el que nos cruzamos me dice lo bonito que es el nombre y lo que le pega a la pelirroja, la gente empieza a recular y ahora nadie acaba de reconocer el terrible espanto que según ellos era el nombre de la niña. Ni siquiera mi madre que estuvo a punto de sufrir un infarto cuando supo que la decisión era inamovible.

Así que cuando nos dijeron que el cigoto iba a ser un nene y elegimos un nombre aparentemente muy normal, lo que menos nos podíamos esperar es que volveríamos a vernos inmersos en una cruzada para defender ‘ese nombre tan feísimo’.

Hay que decir que en un primer momento el nombre elegido iba a ser Carlos, como el pater, que es un nombre que me gusta mucho y más aún cuando visualizaba al cigoto con sus pantalones cortos de cuadros en plan Florido Pensil corriendo a mi encuentro al nombre de Carlitos, que una es muy peliculera para estas cosas.

Pero, curiosamente, al pater no le hacía mucha gracia que se llamara igual que él, presuntamente por dejarle al chiquillo un poco de identidad propia y protagonismo y de paso facilitarnos la vida diaria –que algún día os contaré las confusiones que teníamos en casa mi madre y yo cada vez que nos llamaban a alguna por teléfono y que me costó más de un disgusto- pero en realidad yo creo que es él quien no quiere perder protagonismo ahora que no va a ser el rey de la casa. Lo que yo te diga.

Así que casi mejor porque nos quedamos con el nombre B, que casi me gusta más y que también me parecía muy normal para que causara estragos en el entorno por lo que esta vez el asunto de la comunicación oficial del nombre de la precriatura sería coser y cantar.

Pues no. Al parecer hemos vuelto a rebuscar entre los nombres más horribles del mundo y hemos vuelto a rescatar un adefesio nominativo. Eso como poco. Mi madre dice que es nombre de viejo de pueblo, mi padre se echa las manos a la cabeza, mi suegra mira para otro sitio, mis tías ponen los ojos en blanco, mis cuñados dicen que es un nombre muy feo y entre los demás tenemos varias versiones, unos cinco que se declaran fan como mi hermana y unos pocos amigos y el resto que ponen mueca de asco o que se niegan a dar su veredicto, imagino que por prudencia, pero que su silencio tras la comunicación y el cambio de tema les delata.

Y luego tenemos al primo Carlitos que curiosamente y fuera de todo pronóstico está lampando porque su futuro primo se llame como él y ya me ha amenazado de todas las maneras posibles para que recapacitemos y volvamos a la primera opción, con juramentos gitanos incluidos, y es que a pesar de sus aún no 11 años tiene muy desarrollado su poder de persuasión. Pero, de momento, tampoco lo conseguirá...

Así que estamos como al principio, en lucha constante, porque a los detractores –encabezados por la mamma y el primo Carlitos- aún les queda esperanza de que reconsideremos nuestra postura y claudiquemos. Algo que no va a pasar.

Y bueno... ¿qué os parece a vosotros el nombre de Nicolás? ¿A que es una monada?

Que aún no habéis participado en nuestro Súper Sorteo de Aniversario!!! Y a qué esperáis???? Tenemos 20 regalazos en juego!!! Y sólo podréis participar hasta el sábado!
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Listado provisional de participantes en el Súper Sorteo

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Queridos amigos:

Hoy en lugar de post os traigo la lista provisional de participantes en el Súper Sorteo de Aniversario -por si me he dejado a alguien por el camino- en el que podréis participar hasta el sábado día 2 a las 15 horas y cuyos ganadores se comunicarán el lunes 4 in the morning.

La lista súper definitiva la publicaré mañana sábado por la noche y ya cada uno tendréis vuestro numerito asignado para el sorteo!!!

Si alguien que haya participado no se ve en esta lista que me deje un comentario aquí mismo y lo apunto raudo y veloz. Os aviso que no estoy comprobando requisitos, pero lo haré una vez que tenga los ganadores, así que no me hagáis el gato!!

Pues ahí va...



Abigail Amores


Aida Vázquez Lorenzo


Alba María González Muñoz


Alicia Contreras


Alicia Fraile Hoyos


Alicia Grande


Amaya Legaz


Amparo Cantos Solaz


Amparo Fernández Hernández


Ana Belen Haro


Ana Bermúdez Peláez


Ana Biedma


Ana Blanco


Ana Ocón


Ana Sanjoaquín


Anaid Tururu
Andrea Sánchez Veigas


Ángela Giménez García


Angélica Serrano Pérez


Araceli Dorado


Arancha De La Cruz


Arantza Robles


Aurora Molina Artacho

Bárbara Viussa


Beatriz Dominguez Lavin




Beatriz Garcia Delgado


Beatriz García Vera


Beatriz Ruiz Torrente
Beatriz Ostolaza


Begoña Collazo Ortega


Begoña Isasa


Belén Palomero


Belén Rodríguez Palomo


Carla Herrera Valdés


Carlos Nieto


Carmen Galisteo Moreno


Carmen Mariña Amor


Carol Pérez Ibarz


Carolina López


Carolina Velázquez Cobo

Chus Sanchez


Clara Bravo Cebreiro


Claudio Perez Martinez


Cristina Alvárez


Cristina Añón Rodríguez

Cristina Escribano Gutierrez


Cristina Ferrer


Cristina Moreno Pérez


Cristina Rodríguez


Cristina Rodriguez Cereceda


Daniel Cortes Martínez
Debora Hernandez Delgado


Diana Fdez


Elena Carrasco Bernal


Elena Vega


Eli Cáceres García

Elisabet Ariño


Encarni Galván Gómez


Encarni Garcia Barrionuevo

Emma Arguiz


Estefania Garrido Lucena


Ester Arias


Esther Solé


Eugenia Frau


Eva Masip Roig


Fernando Muñoz


Fina Marti Bernal


Flor Díaz Hernández


Francisco Chatao Novelles

Francisco Jabie Sánchez Guerrero


Gema Casquero


Gema Jiménez


Gema Salgado González


Gemma RomanHernández


Gemma Romero Iborra


Gisela Burgos


Guiller Tarara


Guillermo Rodriguez Trotter


Hawaiana Bisuteria Artesanal


Herenia Piñero


Hiurika Núñez


Iciar Vega


Ilazki Chacartegui

Inma Cervera


Imma Martinez Bria
Irene Gomez Bernardo


Iria Picallo


Isabel Leira Rubalcaba


Jinuvelas


Joaquín Bastarós


José Luis Monterroso


Juan Lanzas


Judith (Guadalinfo Trigueros)


Karina Bevilacqua


Lara Fernández


Laura Checa Camacho


Laura Clemente Puertotas


Laura Gómez Sánchez


Laura No Está


Lauri Herrera Garrido


Leticia Martín López


Lídia Ametlle


Loli Padrones


Lorena Contreras Rodríguez


Lorena Garcinuño


Loreto Bastida Sardiña


Lou


Luisa López


M Luisa Pérez


Mª Carmen Valenzuela Morenate


Macarena Romano


Maite Carballo


Mar Cabanillas


Mar Díaz


Marcela Ulehla Mrazova


Mari Angeles Domingo


Mari Carmen Muñoz Honrado


Mari Cruz Pérez


María (Soy Felina)


María Ciruela


Maria Del Mar Diaz Gonzalez


Maria Eugenia Garcia


Maria Eugenia Jorge Bartual


Maria Gomez Sanchez

María González Díaz


Maria Herrero Martín


Maria Isabel Gasca


Maria Jose Caballero Serrano


María José Chatín Muñoz


Maria Jose Mateo Hurtado


María Lucas Tomás


María M.B.


Maria Martinez Blanco


Maria Pilar Rodríguez


Maria Susana Lopez Iglesias
Marta Copeiro


Maribel Jiménez


Marina Romero Dorado


Marta García Alonso


Marta Prado Vázquez


Marta Rodriguez Garcia-Armero


Marte Mendez


Mayte Martagón Vázquez


Melany Núñez


Mercedes Tejero Macías

Mercedes Perez Garcia


Merche Perez Pulido


Mireia Fuentes


Miriam Barral Golpe


Miriam Garcia M


Mpaz Pipi


Ms. M


Myriam Adsuar


Natalia Sánchez


Nerea González Cortina


Nerea Irigoyen Martinez De Virgala


Nerea Lafraya Sanchez


Nieves Menargues Quesada


Nieves Moreno Moreno


Noelia Alvarado Gallardo


Noelia Carús Suárez


Noelia Martínez J.


Noelia Sánchez Blanco


Noèlia Zaragoza Matamoros


Paloma Escobar Jerez


Paloma Hidalgo Ibáñez


Paloma Navarro


Patricia González Del Canto


Patricia Martín Lopez


Patry Frag Mart

Paula Riesgo


Pedro Ramón Hurtado Chicharro


Pili Molina R


Raquel García Hervás


Raquel Gil Rostra


Raquel Zarzoso
Ramón B. Pallarés Oliver


Reyes Muñoz Perez


Rocío Moncayo


Rocio Salinas Lujan


Rocio Sanchez


Rocio Vera Hernandez


Rosamna Pardellas Velay


Rosangela Dell'olio


Rosi Fernandez-Caballero Heredia


Rubí Lago Bueno


Rut Domínguez Valdivia


Sandra Rodriguez Vazquez


Sandra Sanchez Lopez


Sandra Yuste Leiva


Sara Cespedes Morales


Sara Martínez Bria


Sergio Arana Garay


Silvia Laiglesia Martínez


Silvia Luque Ávila


Smilypi


Sofía Herrero Martin


Soledad Gallardo Paz


Soledad Garcia- Abril Calderon


Sonia Barceló


Sonia Candal


Sonia Fuentes


Sonia Navarro Zarco


Sonsoles Yowanka


Sophia González Moro


Soraya De La Fuente Redruello


Susana Castaño


Susana Palacios Vinagre


Susana Rodriguez Cereceda


Susana Vicente


Teresa Bibián Grau


Teresa Regueira


Teresa Sanchez Babiano


Trini Muñoz Haro


Vanesa Bay


Vanesa Delgado


Verónica Merino Cañón


Vicky Blanco Otero.


Vicky Gómez Ortiz De Galisteo


Virginia Alcaide Contreras


Yiyi Blanco Blanco


Yolanda Pérez San Segundo


Yolanda Vega

Yoli Olid

MUCHAS GRACIAS A TODOS POR PARTICIPAR Y YA SABÉIS QUE AÚN PODÉIS HACERLO HASTA EL SÁBADO!!

Listado oficial de participantes

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  1. Abigail Amores
  2. Aida Vázquez Lorenzo
  3. Alba María González Muñoz
  4. Alicia Contreras
  5. Alicia Fraile Hoyos
  6. Alicia Galera
  7. Alicia Grande
  8. Amaya Legaz
  9. Amparo Cantos Solaz
  10. Amparo Fernández Hernández
  11. Amparo Tejedor Muñoz
  12. Ana Belen Haro
  13. Ana Bermúdez Peláez
  14. Ana Biedma
  15. Ana Blanco
  16. Ana Ocón
  17. Ana Sanjoaquín
  18. Anaid Tururu
  19. Andrea Sánchez Veigas
  20. Ángela Giménez García
  21. Ángeles Gálvez Ortiz
  22. Angélica Serrano Pérez
  23. Araceli Dorado
  24. Arancha De La Cruz
  25. Arantza Robles
  26. Aurora Molina Artacho
  27. Bárbara Viussa
  28. Beatriz Dominguez Lavin
  29. Beatriz Garcia Delgado
  30. Beatriz García Vera
  31. Beatriz Ruiz Torrente
  32. Beatriz Ostolaza
  33. Begoña Collazo Ortega
  34. Begoña Isasa
  35. Belén Palomero
  36. Belén Rodríguez Palomo
  37. Carla Herrera Valdés
  38. Carlos Nieto
  39. Carmen Alcántara
  40. Carmen Galisteo Moreno
  41. Carmen Mariña Amor
  42. Carol Pérez Ibarz
  43. Carolina López
  44. Carolina Velázquez Cobo
  45. Chus Sanchez
  46. Clara Bravo Cebreiro
  47. Claudio Perez Martinez
  48. Cristina Alvárez
  49. Cristina Añón Rodríguez
  50. Cristina Escribano Gutierrez
  51. Cristina Ferrer
  52. Cristina Moreno Pérez
  53. Cristina Rodríguez
  54. Cristina Rodriguez Cereceda
  55. Daniel Cortes Martínez
  56. Debora Hernandez Delgado
  57. Diana Fdez
  58. Elena Carrasco Bernal
  59. Elena Vega
  60. Eli Cáceres García
  61. Elisabet Ariño
  62. Encarni Galván Gómez
  63. Encarni Garcia Barrionuevo
  64. Emma Arguiz
  65. Estefania Garrido Lucena
  66. Ester Arias
  67. Esther Solé
  68. Eugenia Frau
  69. Eva Masip Roig
  70. Fernando Muñoz
  71. Fina Marti Bernal
  72. Flor Díaz Hernández
  73. Francisco Chatao Novelles
  74. Francisco Jabie Sánchez Guerrero
  75. Gema Casquero
  76. Gema Jiménez
  77. Gema Salgado González
  78. Gemma RomanHernández
  79. Gemma Romero Iborra
  80. Gisela Burgos
  81. Guiller Tarara
  82. Guillermo Rodriguez Trotter
  83. Hawaiana Bisuteria Artesanal
  84. Herenia Piñero
  85. Hiurika Núñez
  86. Iciar Vega
  87. Ilazki Chacartegui
  88. Inma Cervera
  89. Imma Martinez Bria
  90. Irene Gomez Bernardo
  91. Iria Picallo
  92. Isabel Leira Rubalcaba
  93. Jinuvelas
  94. Joaquín Bastarós
  95. José Luis Monterroso
  96. Juan Lanzas
  97. Judith (Guadalinfo Trigueros)
  98. Karina Bevilacqua
  99. Lara Fernández
  100. Laura Checa Camacho
  101. Laura Clemente Puertotas
  102. Laura Gómez Sánchez
  103. Laura M. Estefanía
  104. Laura No Está
  105. Lauri Herrera Garrido
  106. Leticia Martín López 
  107. Lídia Ametlle 
  108. Loli Padrones 
  109. Lorena Contreras Rodríguez 
  110. Lorena Garcinuño 
  111. Loreto Bastida Sardiña 
  112. Lou 
  113. Luisa López 
  114. M Luisa Pérez 
  115. Mª Carmen Valenzuela Morenate 
  116. Macarena Romano 
  117. Mahytane Miguez 
  118. Maite Carballo 
  119. Mar Cabanillas 
  120. Mar Díaz 
  121. Marcela Ulehla Mrazova 
  122. Mari Angeles Domingo 
  123. Mari Carmen Muñoz Honrado 
  124. Mari Cruz Pérez 
  125. María (Soy Felina) 
  126. María Ciruela 
  127. Maria Del Mar Diaz Gonzalez 
  128. Maria Eugenia Garcia 
  129. Maria Eugenia Jorge Bartual 
  130. Maria Gomez Sanchez 
  131. María González Díaz 
  132. Maria Herrero Martín 
  133. Maria Isabel Gasca 
  134. Maria Jose Caballero Serrano 
  135. María José Chatín Muñoz 
  136. Maria Jose Mateo Hurtado 
  137. María Lucas Tomás 
  138. María M.B. 
  139. Maria Martinez Blanco 
  140. Maria Pilar Rodríguez 
  141. Maria Susana Lopez Iglesias 
  142. Marta Copeiro 
  143. Maribel Jiménez 
  144. Marina Romero Dorado 
  145. Marta García Alonso 
  146. Marta Prado Vázquez 
  147. Marta Rodriguez Garcia-Armero 
  148. Marte Mendez 
  149. Mayte Martagón Vázquez 
  150. Melany Núñez 
  151. Mercedes Tejero Macías 
  152. Mercedes Perez Garcia 
  153. Merche Perez Pulido 
  154. Mireia Fuentes 
  155. Miriam Barral Golpe 
  156. Miriam Garcia M 
  157. Mpaz Pipi 
  158. Ms. M 
  159. Myriam Adsuar 
  160. Natalia Sánchez 
  161. Natalia Zambrana Moral 
  162. Nerea González Cortina 
  163. Nerea Irigoyen Martinez De Virgala 
  164. Nerea Lafraya Sanchez 
  165. Nieves Menargues Quesada 
  166. Nieves Moreno Moreno 
  167. Noelia Alvarado Gallardo 
  168. Noelia Carús Suárez 
  169. Noelia Martínez J. 
  170. Noelia Sánchez Blanco 
  171. Noelia Zaragoza Matamoros 
  172. Nuria Bueno 
  173. Paloma Escobar Jerez 
  174. Paloma Hidalgo Ibáñez 
  175. Paloma Navarro 
  176. Patricia González Del Canto 
  177. Patricia Martín Lopez 
  178. Patry Frag Mart 
  179. Paula Riesgo 
  180. Pedro Ramón Hurtado Chicharro 
  181. Pili Molina R 
  182. Raquel García Hervás 
  183. Raquel Gil Rostra 
  184. Raquel Zarzoso 
  185. Ramón B. Pallarés Oliver 
  186. Reyes Muñoz Perez 
  187. Rocío Moncayo 
  188. Rocio Salinas Lujan 
  189. Rocio Sanchez 
  190. Rocio Vera Hernandez 
  191. Rosamna Pardellas Velay 
  192. Rosangela Dell'olio 
  193. Rosi Fernandez-Caballero Heredia 
  194. Rubí Lago Bueno 
  195. Rut Domínguez Valdivia 
  196. Sandra Rodriguez Vazquez 
  197. Sandra Sanchez Lopez 
  198. Sandra Trujillo Pablos 
  199. Sandra Yuste Leiva 
  200. Sara Cespedes Morales 
  201. Sara Martínez Bria 
  202. Sergio Arana Garay 
  203. Silvia Laiglesia Martínez 
  204. Silvia Luque Ávila 
  205. Smilypi 
  206. Sofía Herrero Martin 
  207. Soledad Gallardo Paz 
  208. Soledad Garcia- Abril Calderon 
  209. Sonia Barceló 
  210. Sonia Candal 
  211. Sonia Fuentes 
  212. Sonia Navarro Zarco 
  213. Sonia Tornero Jiménez 
  214. Sonsoles Yowanka 
  215. Sophia González Moro 
  216. Soraya De La Fuente Redruello 
  217. Susana Castaño 
  218. Susana Palacios Vinagre 
  219. Susana Rodriguez Cereceda 
  220. Susana Vicente 
  221. Teresa Bibián Grau 
  222. Teresa Regueira 
  223. Teresa Sanchez Babiano 
  224. Trini Muñoz Haro 
  225. Vanesa Bay 
  226. Vanesa Delgado 
  227. Vanessa Vallejo 
  228. Verónica Merino Cañón 
  229. Vicky Blanco Otero 
  230. Vicky Gómez Ortiz De Galisteo 
  231. Virginia Alcaide Contreras 
  232. Yiyi Blanco Blanco 
  233. Yolanda Pérez San Segundo 
  234. Yolanda Vega 
  235. Yoli Olid

    Si se me ha escapado alguien -que lo dudo porque tengo los ojitos 'güertos' de contar- que hable ahora o calle para siempre!! jajjajaj... Mil gracias por participar a todos!!! El lunes in the morning tendremos a los ganadores!!!! Suerte a todos!!

¡¡¡¡Habemus ganadores!!!!

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Ya tenemos ganadores!!!! 

El sr Random, que es un señor muy serio y fiable y que tiene una claculadora infalible para los sorteos, nos ha ayudado a sortear tanta cosa bonita!!! 

Junto a cada ganador, os pongo el pantallazo de la calculadora-sorteo para que veáis lo bien y lo organizado que lo hacemos todo, jajjajaj... y que no digáis que hay tongo, tonguero!!! (Aunque pensándolo bien, quizá debería haber hecho trampas y haberme quedado con algo bonito... Ay, qué envidia más mala que tengo!!!)

Felicidades a todos!!! Y recordad que los ganadores tenéis hasta el viernes 8 para mandarme un email a hijanohaymasqueunagraciasadios@gmail.com con vuestros datos para que se los pueda pasar a las marcas y así entréis en contacto... Si no lo hacéis en ese período, el regalo dejará de ser vuestro y volveré a sortearlo... y el que avisa no es traidor!!!

Lo dicho, felicidades a los ganadores y a los demás, muchísimas gracias por participar!!!! No os desaniméis!!! La próxima vez será!!!!

Y a las marcas ¿qué puedo decirles? Que millones de gracias por su colaboración desinteresada para poder hacer posible este súper sorteo y celebrar nuestro primer aniversario por todo lo alto... ¡¡¡¡Gracias!!!!



PREMIO NÚMERO 1


GANADOR: Nº 14 / Ana Biedma



 CARITTAS // Pulsera Súper Mamá. La medalla es de plata 925 y la pulsera está confeccionada en antelina a elegir entre fucsia, rosa, negro, marrón , malva, gris, azul, amarillo mostaza o rojo.



PREMIO NÚMERO 2

 GANADOR: Nº 55 / Daniel Cortés Martínez

ISLABEBÉ // A elegir entre este jesusito (las 3 piezas), tallas de 0 a 36 meses si es niña o una prenda de niño a elegir de la confección ISLABEBÉ.
www.islabebe.com


PREMIO NÚMERO 3

 GANADOR: Nº 89 / Inma Martínez Bria



PANGASA BABY // A elegir entre canastilla para niño (que contiene traje de punto de manga corta tallas de 0 a 12m, calcetines de punto a juego, todo 100% algodón, Osito de Pangasa, conjunto de 3 pañales DODOT del numero 3,  Sonajero de la colección Circo de TUC TUC, Canastilla lacada en blanca con posterior uso de guardarropa y  Tarjeta de felicitación personalizada) o para  niña (que contiene vestido de punto de manga corta con braguita de punto a juego de 0 a 12 meses, Calcetines de punto a juego, Conjunto de 3 pañales DODOT del numero 3, Sonajero de la colección Circo de TUC TUC,  Canastilla lacada en blanca con posterior uso de guardarropa y Tarjeta de felicitación personalizada)

PREMIO NÚMERO 4

 GANADOR: Nº 25 / Arantza Robles

EL PLANETA DEL BEBÉ // TronaKaleo de BebeConfort en color Poetic black
 

PREMIO NÚMERO 5

 GANADOR: Nº 103 / Laura M. Estefanía

DELOLAS // Conjunto de niño (talla 2 a 4 años) o niña(de 1 a 6 años), ambos de Carmen Taberner

PREMIO NÚMERO 6

 GANADOR: Nº 76 / Gema Jiménez

 KOOLBEE // Camiseta para niño o niña de 0 a 24 meses

PREMIO NÚMERO 7

 GANADOR: Nº 157 / MPaz Pipi
 PEZPUNTES // Mantita polar robótica personalizada con nombre en marrón chocolate y celeste con posibilidad de cambiar colores si es niña.

PREMIO NÚMERO 8

 GANADOR: Nº 195 / Rut Domínguez Valdivia
CANITOS // Conjunto de niño o niña de la colección de otoño/invierno2012/2013 según disponibilidad

PREMIO NÚMERO 9

 GANADOR: Nº 44 / Carolina Velázquez Cobo

CHINCHA RABINCHA //1 set de cubiertos de viajeen color rojo y azul y babero modelo Applefield Scuba de la marca Plastisock

PREMIO NÚMERO 10

 GANADOR: Nº 130 / María Gómez Sánchez
  
 EL JARDÍN DE NANA // Cesta pañales a elegir entre el modelo Mickeyo Minnie (cada una contiene 25 pañales talla 3, Peluche Disney de 20 cm, Pick decorativo 'baby girl' o 'baby boy', Cesta de mimbre mediana con asas, Tarjeta de felcitación, Decoración artesanal  con mucho cariño y Presentado en papel de celofán.

PREMIO NÚMERO 11

 GANADOR: Nº 187 / Rocío Moncayo
 EL ARMARIO DE LUCÍA // A elegir entre este jesusito o este pelele Anahí de la colección Bebé Lencero de la talla 0 a la 24 meses

PREMIO NÚMERO 12

 GANADOR: Nº 204 / Silvia Luque Ávila


SUITBEIBI // Colorida vajilla de melamina de Rice formada por plato, bol, vaso y mantel individual.

PREMIO NÚMERO 13

 GANADOR: Nº 32 / Beatriz Ostolaza
 
 PISAMONAS // Pisacacas a elegir color, disponibles de la talla 18 a la 40


PREMIO NÚMERO 14

 GANADOR: Nº 229 / Vicky Blanco Otero
 MARGARITE // Vestido niña en punto roma en color naranja con vivo del mismo tejido en negro en el bajo, los puños van con goma. Disponible en talla para 4 ó 5 años. Collar no incluido.

PREMIO NÚMERO 15

 GANADOR: Nº 191 / Rosamna Pardellas Velay
LO QUE MAMÁ DIGA // Dos camisetas solidarias de Menudos corazones -una en talla de 9 meses y otra en talla M para la mamá- para ayudar a los niños con cardiopatías y sus familiares.

PREMIO NÚMERO 16

 GANADOR: Nº 151 / Mercedes Tejero Macías

EUREKAKIDS // Circo teatro para representación de guiñoles. 

www.eurekakids.es

 

 

 

PREMIO NÚMERO 17

 GANADOR: Nº 96 / Juan Lanzas


 LE PETIT BAOBAB // Prenda a elegir de la colección Frugi

www.lepetitbaobab.com 

 

 

PREMIO NÚMERO 18

 GANADOR: Nº 162 / Nerea González Cortina

 SPANTAPAJAROS //Bolso de bebé para carro en estampado floral

www.spantapajaros.com

 

 

 

PREMIO NÚMERO 19

 GANADOR: Nº 114 / M. Luisa Pérez

 

LAS CAMISETAS DE MAMI // Camiseta premamá Superpoder. Talla a elegir

PREMIO NÚMERO 20

 GANADOR: Nº 93 / Jinuvelas


 
KIDS ME // Neceser para las cositas del bebé de TucTuc, funda para guardar toallitas de TucTuc y un par de originales calcetines Trumpettes

  

  

¡¡¡¡ ENHORABUENA A LOS GANADORES!!!! y...

 

¡¡¡¡¡MIL GRACIAS A LAS MARCAS COLABORADORAS!!!!!

 
 

La barriga

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Ya os dije que mi plan para llevar el embarazo sin demasiadas preguntas pelirrojiles pasaba por decirle que al hermanito lo íbamos a comprar en una tienda especializada y, por el momento, salvo alguna leve contrariedad como la de la amenaza de venir con nosotros a la hora de hacer la compra y algunas otras preguntas como qué hacían con los niños que nadie compraba, la cosa iba bien, todo lo bien que puede ir con una niña de tres años cavilando sobre el tema.

La cuestión es que, aunque ingenuamente lo crea, una no está sola en estas cuestiones, vamos, que por mucho que quiera proteger a la niña de según qué ideas -y cuando digo protegerla a ella, en realidad quiero decir protegernos a nosotros-, hay un mundo ahí fuera lleno de personas que dicen, comentan y explican cosas a la nena, que avispada como es, se va quedando con todas las teorías que va oyendo aquí y allá.

Pues claro, la teoría de que al hermanito lo íbamos a comprar comenzó a perder peso cuando la gente empezó a explicarle que su madre tenía un hermanito en la barriga, que estaba creciendo allí y que en unos meses saldría y lo pondríamos en una cuna.

Os imaginaréis el aluvión de preguntas y ojos desencajados que hemos tenido desde entonces, que a la nena eso de tener a su hermanito dentro de mi barriga no sé si le hacía más gracia o le daba más terror, eso cuando no reía a carcajadas como si todo fuera una broma de mal gusto. Y no la culpo, tener a un hermanito dentro de la bartola de mamá debe de ser una cosa muy traumática. Digo yo.

Y las preguntas versan sobre todo tipo de cuestiones surrealistas como que por dónde come y si le gustan los potitos o si come pollo como el primo Ale, que si la ve o no a ella -mientras pone morritos-, que si tiene una cuna ahí dentro -que digo yo que por el tamaño de mi barriga bien podría ser que tuviera un apartamento dúplex- o que por qué no lo puede ver ella desde fuera y creedme que lo intenta pegando el ojo a la bartola y empujando cual miura... 

Tanto interés tiene en el asunto, que una de las primeras veces que me dijo lo de la barriga en mitad de El Corte Inglés y yo tuve que decirle que era verdad, se emocionó tanto que me subió el vestido en mitad de la planta de Zapatería para comprobar si era verdad y al no ver más que una barriga -más gorda que de costumbre pero una barriga al fin y al cabo- se murió de la risa diciéndome 'Ez mentira, mami, aquí zólo eztá la barriga' y más se reía, mientras yo con cara de rottwweiller, mi escasa agilidad y medio desnuda frente a más de veinte personas, trataba de arrancarle el vestido de las manos y recomponerme antes de que llamaran a Seguridad por escándalo público y exhibicionismo antisensual.

La parte positiva es que aunque me desnude en público, no le ha dado por preguntar quién lo ha metido ahí, aunque dado cómo la veo cavilar cada vez que alguien habla sobre el tema, no me extrañaría que en breve me empezara a hablar de semillitas, momento que yo aprovecharé para suicidarme.

Lo curioso es que a pesar de sus dudas, la nena, que es de todo menos tonta, ha empezado a usar el tema preñatil a su favor diciendo que hay que ver más dibujitos, que al hermanito le gustan ya que según parece los ve a través de mi persona o que mejor no la bañe, que con la barrigota no puedo cogerla en brazos... y así hasta el infinito. Pero lo mejor de todo fue hace algunas semanas cuando se negó a comer porque, según ella, le dolía la barriga. Como había estado mala recientemente con la gripe, la creí y le pregunté qué le pasaba no fuera a ser que volviéramos a empezar con las enfermedades variadas... 'Ez que me duele la barrigota ¿no vez que tengo un cigoto dentro?'. Y hasta aquí puedo leer.

Bochornos callejeros

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Hace algún tiempo alguien me comentaba que lo peor de la crianza eran los malos ratos que los niños te hacen pasar y no me refiero a las rabietas ni a las noches en vela ni a la casa hecha una pocilga inundada en juguetes y recortables, sino más bien a las terribles e incómodas situaciones a las que tienes que enfrentarte por su culpa, dejándote en evidencia delante de cualquiera.

En su día, yo me mostré incrédula porque ¿acaso puede haber algo peor que el maldormir? seguramente no -y creedme que lo sigo pensando-, pero también es cierto que por aquel entonces la idea de que la pelirroja me jugara este tipo de malas pasadas se me antojaba más lejano y complicado y además, ya había salido airosa de sus exhibicionismos callejeros y sus otras lindezas.

Bueno, pues ahora ya sé a lo que se refería ese alma cándida y maltratada por su prole, ahora que a la nena se le entiende a la perfección y que ha tomado expresiones tipo Punset que a saber dónde ha oído, la vida se me complica aún más y a nuestros conciudadanos también.

Y es que la pelirroja nunca ha sido especialmente agradable, pero al menos no iba por ahí soltando las cosas que ahora con su verborrea de cuarenta y siete años y su cerebro de 3 y medio tiene a bien soltar para infarto de miocardio de la menda y risas del populacho.

Así, por ejemplo, el otro día que nos subimos al ascensor de una tienda con un matrimonio de alto copete, la niña empezó se tapó la nariz y empezó a sacar la lengua medio tosiendo falsamente y vociferando que aquella colonia olía 'mussha pezzte' y que no se podía respirar, en clara referencia a la señora que era de ésas que se vuelcan medio tarro de Carolina Herrera antes de abrir un ojo, pero que tampoco merecía semejante humillación pública, máxime cuando el marido dijo algo así como '¿A que sí, nena? Es que esta Pilar se perfuma para dos meses' y la señora casi se desmaya y yo casi pierdo el pelo...

Y lo peor es cuando tratas de excusarla y dices algo así como 'No, no da besos porque le da vergüenza' y ella suelta 'No, ez que ez muy fea y no me guzta, mamá' y tú insistes 'No, jaja, -aquí ya notas tu cara explotar de rubor- es que le da vergüenza, lo que yo te diga...' y ella que no se calla ni debajo de agua insiste 'Que no mamá, ez  que ez fea y me da zuzto' y entonces optas por callarte y huir.

O ir a casa de una amiga con hijos y que suelte eso de 'mira mamá, aquí todo ezta dezordenado y ez pozilga y no paza nada'. Y entonces escucho mentalmente la voz de mi madre que me dice que debo dejar de usar determinadas palabras delante de la niña.

O que en mitad de la sala de espera de una consulta médica grite 'huele a gaz, mamá, ¿a que alguien ze ha echado un gaz? ¿a que zí?' mientras todo el mundo se hace el sordo y yo rezo para que no entiendan que gaz es pedo y que crean que hay un escape de Butano. Pero nadie corre, así que imagino que saben lo que es.

O el 'Mamá ¿a que eza señora tiene el culo muy grande? Ezo ez porque zólo come chuches ¿a que zí?'. Y yo trato de silenciarla sin regañarla en público para que la señora no se dé cuenta y acabe en el psicólogo o en Naturhouse comiendo piña y todo es estrés y tic en el ojo. 

O como el otro día en una farmacia, que el dependiente le dijo que era tan guapa que parecía una muñeca y cuando yo le dije que lo que tenía de guapa lo tenía de mala, él se rió y dijo 'entonces será la muñeca diabólica' y ambos nos reímos y la niña enfadada se acercó y me dijo 'Ezo no tiene gracia. Dizezelo, dizezelo que no tiene gracia' y el farmacéutico hundido hizo como que no la oía mientras yo huía hacia la salida a toda velocidad.

Y da igual cuántas veces le regañe o le explique que esas cosas no se dicen porque ella me responde cosas como 'ez que ez verdad mamá... no ez mentira y la verdad ze puede decir, ¿a que zí?' y entonces veo que he caído en mi propia trampa y decido cambiar de conversación.

Igual a los 4 años le puedo explicar lo que son las mentiras piadosas.

Los niños pobres

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La pelirroja ha salido caprichosa como su madre y cuando digo caprichosa me refiero a consumista voraz o, por lo menos, a su intento de serlo y cada día se me para ante todo escaparate que contenga cualquier cosa que llame su atención, ya sea un disfraz de lagarterana, la Barbie gimnasta de mallas plateadas o la nueva colección de primavera de cualquier tienda hortera donde el fucsia flúor y la lentejuela sean los protagonistas.

Y yo tengo que negociar con tiento como si lo hiciera con el comandante jefe de las FARC porque si no uso las palabras adecuadas y en ocasiones -sí, lo sé, soy lo peor- alguna falsa promesa que luego se le olvide al cruzarse con el próximo escaparate, es capaz de entrar en estado epiléptico y representarme el dos de mayo de camino adónde quiera que nos dirijamos y eso agota. A mí y a los que están alrededor.
A veces, negociamos que le compro un regalito si recoge todos los juguetes, si se porta bien en la consulta del pediatra o si se pasa la tarde con su primo Ale sin pelearse ni una sola vez y entonces me la llevo a cualquier chino y le compro cualquier porquería con la que la tengo contenta y entregadísima un par de horas.

El problema es que la nena que no es tonta y entiende de transacciones comerciales más que el mismísimo Bárcenas, le ha dado por regatearme cual marroquí del zoco pero en macrosuperficie china, que mejor que un libro de colorear, dos, y un paquete de ceras o un bate de beisbol de plástico o una pintura de uñas con purpurina o tres libretas de las princesas y todo es un ir y venir de tiras y afloja.

Así que no me quedó otra que tener una larga charla con ella y explicarle que todo no se puede tener -me recordaré esto cuando llore frente al escaparate de Louis Vuitton-, que con el dinerito hay que comprar muchas otras cosas como comida y la casa y muchas facturas y que hay niños que no pueden comprarse nada porque sus papás no tienen dinerito y que son buenos y se conforman aunque no tengan regalos ni puedan comprarse helados ni los yogures que les gustan. '¿Y no comen, mamá?' Y ahí le vi un brillo en la mirada como de lampar por la miseria y evitar guerras gastronómicas, pero yo fui más hábil y le dije que sí que comían, pero no potitos de los buenos como ella, sino que tenían que comer lo que había y que costara menos dinerito.

Aquello debió de calarle hondo porque desde entonces me tiene soltando monedas a toda estatua viviente o cantautor venido a menos que nos encontramos por la calle 'pa loz yogurez, mamá' y claro, no puedo decirle que no, que para eso la he concienciado yo del drama social y ahora tengo que pagar mi pena.

Pero eso no es lo peor, ni mucho menos, ni siquiera teniendo en cuenta que todas las estatuas humanas del centro de Málaga nos hacen reverencias a nuestro paso, sabedoras de que somos sus nuevos mecenas... Lo peor es que ahora la niña no se saca de la cabeza lo de los niños pobres y no para bien precisamente...

El otro día le compré un potito de un sabor al que no suele hacerle mucha fiesta, pero era el único que le quedaba a la farmacéutica y era eso o que no probara comida en el restaurante al que íbamos, así que lo cogí y  mientras la nena procedía a comérselo con el pater fui al servicio a lavarme las manos y antes de llegar escuché su voz gritona que vociferaba 'Ezte no ez, papá, ezte eztá malo y ez un potito de niñoz pobrez, de los maloz, ez de niñoz pobrez, papá'.

Y no supe si salir corriendo a amordazarla con una servilleta y explicarle a los comensales de qué iba aquello o esconderme en el servicio hasta el día de juicio final. 

Sobra decir que opté por lo segundo. Por eso y por dejar de generarle conciencia social. Mejor así.

Cinco maneras de enfrentarse a la humillación pública

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Una lectora me pedía ayer que explicara las diferentes maneras que tengo de enfrentarme a las humillantes situaciones protagonizadas por la pelirroja y lo cierto es que estuve dándole vueltas toda la tarde en busca de las maneras más habituales que tengo de atajar estos asuntos, concluyendo que no tengo ninguna. Ninguna buena quiero decir. Pero básicamente me muevo, de manera inconsciente, entre las siguientes actitudes frente a la vergüenza y el sonrojo maternal.

1.- Huyendo. Esto es poco práctico si la persona afectada por la poca vergüenza pelirrojil mantiene o mantenía una conversación conmigo, pero siempre podemos tirar de alguna excusa lamida tipo, 'Perdone pero es que la nena se hace pis y no me fío ni un pelo'. El que se lo crea o no es lo de menos, la cuestión es huir lo más rápido posible, así que da igual usar lo del pis que un viaje de Misiones a Uganda, la cuestión es salir pitando de allí.

2.- Fingiendo ser sorda. O rumana. A mí se me da muy bien hacer como que no he oído lo que la niña ha dicho habitualmente haciéndome la distraída mostrando una atención desmesurada sobre un graffitti callejero que pone 'te quiero, peke' o sobre los horarios de guardia de la farmacia,  la cuestión es que los demás crean que no has oído nada. El problema es que la niña también lo sospeche y le dé por repetirlo. En ese caso, huir sin mirar atrás.


3.- Regañarle por lo bajini. Ésta es probablemente la peor de las opciones que tenemos. Por un lado, está bien para que tus conciudadanos vean que eres una madre responsable y formal que trata de educar a su asalvajada prole, pero por otro lado no harás sino aumentar la afrenta, ya que la nena justificará sus actos argumentando y repitiendo la frase en cuestión hasta el infinito y más allá. Si eres una persona medianamente empática, no querrás que la víctima se entere -o vuelva a enterarse- de que tiene el culo muy gordo o que huele muy mal. Lo mejor hacer la vista gorda.

4.- Cambiar de tema. Todo niño tiene un tema que le apasione, que bien puede tener que ver con los nombres de los Pokemon -más complicados que los de los Reyes Godos-, con el ranking de qué princesa Disney es más guapa o el siempre infalible '¿qué regalo vas a pedirte para tu cumpleaños?'. Lo normal es que entren en verborrea imparable y ya no haya espacio para más declaraciones desvergonzadas. 

5.- Si todo lo demás falla o no encaja con el momento del mal rato vivido, siempre puedes recurrir a la última opción, la de fingir no sólo que no eres su madre sino que ni siquiera la conoces. Un rápido movimiento de cadera podrá aislarte de la situación de peligro y mantenerte a salvo entre las faldas de nueva temporada hasta que el peligro haya pasado. La nena lo entenderá y si no, siempre le quedará el psicólogo. Esto es la guerra.

Regalos, sobornos y otras maravillas

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A ver, a mí me gustan los regalos y me gustan más que a nadie de este mundo mundial, de ahí que no sólo me muestre súper efusiva cuando alguien me compra algo, sino que también y para no tener que esperar a que esto ocurra, soy de comprarme a mí misma cositas bonitas cada vez que puedo para calmar mi ansia consumista… todo lo que mi maltrecho bolsillo a causa de la crisis del demonio puede permitirse… que no es todo lo que quisiera. Ay.

La cuestión es que desde que este blog empezó a darse un poquito a conocer –gracias a vuestra inestimable ayuda e interés, amores míos- algunas marcas me han ofrecido algún regalito para la pelirroja o para el cigoto que está por venir a volverme loca del todo, pero una por aquello de no estar acostumbrada a estas cosas y por no ver muy claro cómo dar el agradecimiento en este blog sin hacer un post coñazo sobre el tema, restándole parte de su propia identidad a este blog –que más que un blog en una columna online con fantásticos seguidores- me negué siempre. Y me quedé sin regalitos.

Y bueno, no lo llevaba mal del todo hasta el sorteo, cuando vi tanta cosa bonita y que ninguna sería para mi persona, así que tras un ataque de envidia nivel hermanastras de Cenicienta he decido crear una nueva sección que se publicará los domingos, con la idea de no afectar a la publicación diaria de post y a nuestra rutina habitual, que se llame ‘Regalos, sobornos y otras maravillas’, con la idea de dejarme sobornar –al estilo Cuore- por algunas marcas –no por todas, oiga, sólo por las que tienen ‘bonituras’- y tener un espacio para poder agradecérselo a boca llena…

Así que ya sabéis, todo seguirá igual, pero si recibo alguna propuesta de soborno que mole, habrá post el domingo, un post extra, contándoos qué regalito nuevo tengo, sus características y los primeros usos que el pelirrojismo, el cigoto o yo podremos darle, que seguro que será caótico, como nosotros…

Pues eso es todo. Quiero regalos. Muchos. Bonitos. Prometo ser agradecida. De hecho, voy a escribirle a Loewe, que ahora que va a cambiar la cúpula igual me mandan un Amazona… Puestos a pedir…

Madre sí hay más que una. 43.- La súper mamá

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La súper mamá no es la mejor de las madres, pero lo parece y con eso ya basta para ser envidiada y en ocasiones hasta detestada por sus congéneres por hacerte sentir una chapucera día sí y día también. Y es que la súper mamá siempre es la más ingeniosa a la hora de disfrazar a su prole y no sólo diseña ella misma los trajes, sino que los cose primorosamente y le da esa gracia de disfraz de película mientras tú llevas a la tuya con un vestido de princesa de 15 euros de H&M con el volante descosido.

La súper mamá siempre prepara las fiestas de cumpleaños más divertidas y con la decoración más cuidada y cuqui, que encandila tanto a los niños como a las mamás, que entre bocado y bocado de deliciosa tarta de chocolate blanco con chantilly –hecha por ella misma, por supuesto- y que parece recién traída de una pastelería francesa de lujo, tratan de memoriza algunas ideas para copiarlas en el próximo cumpleaños de su niño aunque al final acabes por alquilar el local de bolas de cada año y abandones la decoración a los tres Mickeys falsones y de cartón que cuelgan sobre la pared.

La súper mamá siempre piensa en todo y entrega regalos personalizados en todas sus fiestas para los invitados y además organiza divertidos juegos de piratas y tesoros y gincanas y cuentacuentos y un sinfín de juegos de nivel profesional que dejan a los niños boquiabiertos.

A la súper mamá se le da bien casi todo y lo mismo le cose el disfraz de campana de la función de Navidad a la nena, que ríete tú de Oscar de la Renta que te hace unos muffins de manzana y canela o un belén de poliespán que quita el hipo.

La súper mamá es la preferida de la maestra porque cada vez que se piden víveres para la fiesta del colegio, frente a los paquetes de patatas fritas y botellas de fanta y batido que traen las demás mamás –si se acuerdan- ella viene con una cesta de magdalenas de arándanos, una tarta de plátano y chocolate y unos minibocadillos de queso fresco con albahaca que se agotan antes de que pueda posarlos sobre la barra, mientras que tú escondes el bizcocho que no te ha acabado de subir en el horno y que en casa te parecía que iba a romper la pana.

La súper mamá participa en todas las actividades de padres del cole y es la mejor en todas ellas, dejando a la altura del betún a las otras madres que no tienen nada que hacer con sus cutreatuendos frente al traje de la Sirenita con pedrería y cola incluida que lleva puesto la súpermamá y que bien podría servir para un desfile en Victoria Secret y que por supuesto nubla la vista de los 25 niños de la clase, mientras tú y tu gorro de los chinos, mordéis el polvo en una esquina.

(Nivel de identificación personal con la súper mamá, 3 sobre 10)

Y repetimos:
Cada lunes, un nuevo modelo de madre en ‘Madre sí hay más que una’. Entendemos que son tipos muy puristas y que más de una podéis picar de varios a la vez, pero de cualquier manera, hagamos autocrítica y encasillémonos, será divertido!! Los que no seáis madres podéis encasillar a las vuestras, a vuestras hermanas, a vuestras amigas o a vuestras mujeres… que todo sea crítiqueo y algarabía. Eso sí, que conste que desde ‘Hija no hay más que una’ no queremos juzgar a ningún prototipo de madre, o no mucho al menos, así que, por favor, que nadie se ofenda que nos va a tocar a todas… pero entretanto, a divertirse!

Quejas de una embarazada. El martirio del segundo embarazo. 1.- Las náuseas en compañía

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Ya os he confesado alguna vez que para mí el embarazo es uno de los estados más tortuosos a los que puede someterse una mujer y que en el caso de que existiera la posibilidad de comprar un útero de plástico donde se pudiera gestar el niño y colocarlo encima de la mesa del salón para ir viendo su evolución, rehipotecaría mi casa para comprarlo y así evitar estos diez meses de infierno, náuseas y estrías.

Y es que el embarazo es un goteo de malestares continuos, aderezados por pequeñas alegrías para que la gente pique y se preñe y que te da el malestar de poco en poco para que no acabes de confiarte ni mueras de malvivir, así en los primeros meses tienes las vomitonas infernales pero no tienes barrigón inflexible en plan caparazón de tortuga, y cuando tienes el barrigón ya no tienes náuseas pero si ardores y así vas esquivando como puedes un todo incluido de molestias y que conste que cuando digo molestias estoy siendo la mar de generosa.

Bueno, pues si el embarazo ya es un tormento en sí mismo, cuando se trata del segundo y ya hay una criatura danzando por la casa y reclamando tus atenciones la cosa se complica hasta límites insospechados. Y es que cuando la primera vez te levantabas con un aluvión de vómitos en cadena en plan ‘Este niño es un demonio’ siempre podías hacerte la muerta en la cama o tirarte a dejarte morir en el sofá y así entre telebasura y revistas y cuerpo en ovillo, el malestar era menos malestar. Un poco al menos.

El problema es que cuando ya no eres tú y tu cuerpo serrano sino que hay otro ser vivo fuera de tu útero que clama por tu atención, no es que ya no haya posibilidad de tirarte a la bartola sino que ni siquiera la hay de encajar la cabeza en el WC sine die, sin que la nena se arrodille a tu lado buscando lo que presuntamente has perdido y gritándote a la oreja ‘¿Qué paza, mamá, qué paza? ¿Qué hay ahí?’ bordeando la barrera del sonido. Y no te queda otra que fingir que estás bien para que no trate de cuidarte, porque aunque muy tiernos, esos cuidados son físicamente muy dolorosos, que aún recuerdo cuando la pelirroja me quiso echar cremita en la cara por un eczema que me había salido junto a la nariz y acabé con las pupilas inyectadas en crema Nívea.

Y claro en el primer embarazo prohibías al pobre pater usar colonia o cocinar según que comidas que podían matarte con sólo mirarlas y más o menos ibas tirando, cruzando de acera si veías una freiduría o cambiando de canal si salía un anuncio de Telepizza…  pero bien… pero ahora, ahora qué hace una con ese peste a aceite rancio de las plastilinas o el olor que te palpita directamente en el hipotálamo a gusanitos naranjas que lleva la nena espachurrados entre los dedos o los zumos ésos que tienen leche y que huelen como a matojos. Pues vomitar. Una y otra vez. Como si no hubiera un mañana. Mientras la nena te sujeta el pelo y te hinca los codos en la espalda, lesionándote un par de vértebras.

Lo peor es que el tema de las náuseas en el segundo embarazo es sólo el principio. Hay más. Mucho más. Pero ése será otro capítulo.

60 minutos en el infierno

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Como todo loco que se precie, la pelirroja tiene días buenos y días malos, aunque a veces calculo que la única diferencia entre ambos es el ánimo con el que yo me enfrente a sus fechorías, porque lo que es un día de tranquilidad y sosiego como el que le dan a sus madres algunos niños lacios de las películas, pues como que no. Que de ésos no tenemos, vaya.

Y sus ocurrencias malignas bien pueden alargarse a lo largo de todo el día o fingir ser una niña bien y concentrar todo su poder demoníaco en tan sólo un par de horas o incluso en menos como fue el caso de ayer mismo cuando un poder sobrenatural se apoderó de ella y me dejó al borde del coma.

Como era martes, la nena tenía colegio por la mañana y por la tarde, así que mi gigantobartolón y yo fuimos a recogerla a la otra punta del mundo, esto es el colegio, para traerla hasta casa, darle de comer como los pavos y volver a la ruta senderista hasta el colegio, nuevamente con la lengua fuera y la comida en el cogote.

La niña ya salió disgustada del colegio porque la seño le había regañado y ella que es muy ‘drama queen’ para estas cosas estaba acongojada desde entonces. Pero el auténtico drama surgió cuando vio que llovía y supo que no íbamos a poder ir a los columpios a esperar a que saliera la prima Laura -que también venía a casa a comer y que aunque tiene nueve años más que la pelirroja, ejerce sobre ella un poder hipnotizador que a mí me viene de fábula- y entró en bucle de llanto mortal con intento frustrado de vomitona a medio camino sobre los zapatos de la prima, que agunató estoicamente la jugada.

Yo trataba de no hacer caso a su pataleta hablando con la prima mientras la niña se me cruzaba delante cortándome el paso y enroscándose en mi abrigo con las manos en la cabeza y pegando unos gritos lastimeros y terroríficos como las madres palestinas en los documentales de la 2 tras un bombardeo israelí y la gente consternada me preguntaba que qué le pasaba, sospechando que yo le había arrancado a la niña el riñón de cuajo, como poco. Y yo sonreía y fingía ser una buena madre cuando en realidad hacía cuentas para ver cuánto me costaría un billete abierto al Caribe o al Congo Belga.

Así que con empujones, barrigazos, amenazas marujiles dedo en alto y llantos y mocos para parar un tren, llegamos a casa con ganas de encamarnos por un mes, pero no podía ser… Antes la niña tenía que mancharse de potito el chándal del uniforme y refregarse el lamparón por toda ella hasta lograr un aspecto general de indigente, inundar el sofá en yogur de fresa y tras mi fantástica idea de sentarla a pintar con el baby puesto para que me dejara hacer la digestión durante quince segundos, acabar con las manos empapadas en pintura amarilla y con media pared llena de pinceladas rojas que ella misma trataría de limpiar con una toallita desmaquillante, logrando un efecto rosado chicle sobre toda la pared. Todo en menos de 60 segundos. Lo juro.

Y cuando una creía que la cosa no podía ir a peor, en los próximos treinta segundos que la pierdo de vista y me siento a degustar una Copa Danone con la prima Laura, la pelirroja vuelve del baño con cara de culpa y un sospechoso olor a mentol y tras un ‘yo no he zío, ze ha caído zolo’ salgo corriendo para descubrir que ha volcado los 75 cl de enjuague bucal con terrorífico olor a dentista por todo el suelo del baño, haciendo especial hincapié sobre el soplón, que por supuesto aún estaba enchufado y que no nos ha explotado de milagro.

Dos fregonas después, un eterno lavado de manos en el que ha acabado mojándose las coletas y un conato de suicidio contra el quicio de la puerta, concluyeron los 60 minutos de asueto entre colegio y colegio y antes de que terminara echando la casa abajo y yo acabara con una crisis de ansiedad, el pater se la ha llevado de vuelta a la escuela a que martirice un rato a la seño que ya ha envejecido 5 años desde que inició el curso. Pobre mujer que no sabía lo que se le venía encima cuando hizo la preinscripción de la Universidad.

Cinco razones para no llevar a la pelirroja al comedor escolar

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Tras vuestros consejos de dejar al pelirrojismo en el comedor escolar (cosa que no creáis que no he pensado unas mil veces), os paso a exponer las razones que me desalientan para ello:

1.- Porque ya es suficientemente infernal tener que iniciar la ruta senderista diaria a la una y poco de la tarde cuando el hambre empieza a apretar y el agotamiento del mediodía empieza a fustigarme como para comenzar mi periplo a las tres de la tarde, con el sol en el cogote como en una película mala del Oeste y dando cabezadas por las esquinas, para volver a la casa a las tantas jigonas con ganas de arrancarme el páncreas. Porque hay que recordar que la nena sólo tiene clases por la tarde dos días a la semana.

2.- Porque no quiero que en el colegio descubran su verdadera identidad de ser maligno incombustible y sin entregarse jamás al desaliento, para que acaben echándomela a la calle tras una lucha a albóndigas con tomate o tres derramamientos consecutivos del agua sobre la monitora, así que ante el riesgo de tener que acabar educándola en casa como una moderna trasnochada y multiplicar mi malvivir, soy capaz de cualquier cosa.

3.- Porque la niña no come más que potitos y si no hay, no come. Que a ella lo de comer como que no. Que es como un dromedario capaz de aguantar seis semanas con dos yogures de fresa. Y si la llevo al comedor no me come y no es que me preocupe demasiado, aunque sí su probable debilidad futura y sus resfriados en cadena que me acercan a la muerte cada vez que aparecen. No más mocos, no más tos, no más fiebre. Gracias.

4.- Porque soy una mujer parada y los 100 euracos que me cuesta la broma de meterla en el comedor bien puedo invertirlos en la nueva colección de primavera que me mira con ojos golosos desde las perchas. Sé que esto está muy feísimo, pero es la verdad. Aunque si del comedor saliera a las cinco de la tarde otro gallo me cantaría. Incluso a las cuatro. Pero a las tres es ruina ¿no?

5.- Porque una de las pocas cosas que hace la nena sin protestar es ir al colegio, al que de momento adora, por lo que la idea de que allí la obliguen a comerse unos macarrones, me aterroriza –no porque sufra, Dios me libre, que yo estaría encantada de que la obligaran a comer fabada y la hicieran una mujer de mundo- sino porque entrara en bucle de violencia callejera cada día y le cogiera al colegio el mismo miedo que a ‘Malécica’ y tuviéramos un episodio de la guerra civil cada mañana antes de lavarnos la cara. Con lo que yo ya tengo encima...

Cinco razones para SÍ llevar a la pelirroja al comedor escolar

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Ahora, con todos los argumentos en la mano que me dieron las lectoras ayer en pro del comedor escolar, estoy replanteándome la situación y descubro excelentes razones para apuntarla y perderla de vista unos minutos extra al día. Que una es muy voluble y tiene la personalidad de una coliflor rehogada. He aquí:

1.- Porque comer sola no tiene precio y aunque haya que iniciar la ruta senderista a las tres de la tarde, una irá con mayor ánimo y relajación después de un almuerzo sin atragantamientos varios ni lesiones en la traquea… y si no, pues mandamos al pater a recogerla que para eso él no tiene un cigoto dentro en continuo estado hiperactivo

2.- Porque lo que voy a ganar de asueto es hora y media de ruina, pero para una madre acostumbrada como yo al malvivir del pelirrojismo, 90 minutos dan para mucho y no me imagino la idea de poder ver un telediario entero sin Mickeydanzas delante de la tele ni súplicas por Dora la Exploradora.

3.- Porque si en el colegio descubren su identidad maligna, más en consideración me tendrá su maestra y más entenderá que la niña lleve los pelos de Almodóvar día sí y día también, y además entenderá mi cara de loca y mi chepa de Igor a causa de mi agotamiento maternal extremo.

4.- Que si no come, que no coma, aquí el problema ya es de la monitora. Tonto el último.

5.- Que cien euros no son nada y puestos a que dado mi nuevo estado de embarazada ballenato poca ropa decente me cabe, no podré utilizarlos para ampliar mi armario. Que sí, que soy parada y pobre, pero una hora y media al día de libertad bien vale hacer un sacrificio… Aunque igual el colegio sube la cuota si sospecha de mis intenciones.

Mi primer soborno. Cajita Nonabox

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Qué ilusión tan grande. Ya tengo mi primer soborno y me ha llegado de la mano de Nonabox, una empresa que por 25 euros al mes te hace llegar una caja preciosísima llena de artículos para el bebé, con la idea de que descubras nuevas marcas y productos y según aseguran, el valor de la caja es siempre superior a los 25 euros.

A mí la verdad es que hay pocas cosas que me gusten más que las sorpresas. Que las buenas, claro. Y de hecho siempre era (y soy) de las que se dejan engañar por los ya casi desaparecidos 'sobre sorpresa' que vendían en los mercadillos y ferias y aun sabiendo que dentro sólo iba a haber una porquería y que mi hermana se pasaría dos días riéndose de mi inversión, la emoción era maravillosa.

Así que imaginad lo que es para mí recibir una cajita llena de cosas bonitas por descubrir...
Os cuento que ésta es la del mes de febrero que es la que he recibido, aunque han prometido sobornarme con dos más. Marvellous.


 



1.- Un arrullo de aden+anais.Más que un arrullo parece una gasa para echar los gases porque es una muselina 100% algodón la mar de gustosa, pero dado que es muy amplia y con un estampado de estrellitas me parece una gran opción para arrullar al cigoto este verano, que igual se cuece con la toquilla. Además, al parecer, las muselinas están ahora muy de moda entre las celebrities y yo no voy a ser menos...

2.- Babero de rayas de Pasito a Paso. Una monada y además tengo la suerte de que me ha tocado en celeste. Cigoto está en racha.

3.- Un portachupetes Clip-clap de Chicco. El diseño es un poco básico y no muy bonito, la verdad, pero me parece una opción muy práctica para llevarlo enganchado al manillar del carro porque viene con una correa con velcro. Así no me pasaré angustiosos minutos buscando en el gigantobolso entre pañales y restos de gusanitos.

4.- Jabón Melagyn Pediatric de Gynea. Me encanta. Es un jabón íntimo infantil con propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y antipruriginosas. Sin parabenos, colorantes ni perfumes. Para lavarle el culete a la pelirroja y evitar que le pique y me monte escenas en la calle con las braguitas por las rodillas. Ay..

5.- Pañales Bio Baby de Moltex. La verdad es que yo soy de Dodot y Huggies y dado que cigoto no ha nacido no tengo ni idea de cómo serán. Pero sus materiales naturales y biosostenibles me molan.

6.- Chupete Ico Baby. Estoy segura que son los que usaré con el cigoto porque aunque es más feo que los decorados y no puede combinarse con la ropa, son blanditos y no se hincan por las noches en las miniboquitas, vamos que son mucho más cómodos y eso es lo que importa, digo yo. O eso dice mi madre, que es la que manda. En mi casa y en toda Europa occidental.

7.- Crema antiestrías Bepanthol de Bayer. Me viene que ni pintada para el embarazo... Es cierto que yo soy más de aceite, pero tiene una textura muy buena y fresca y huele taan bien... Me gusta. Y a la pelirroja también que está lampando por echársela...

Y lo mejor de todo es el packaging tan bonito que trae...  Una cajita preciosa con lazada y con su papel de seda y un corazoncito de pegatina... una monada!! Ay, quiero la próxima y la quiero ya!

Si queréis conocer más sobre nonabox, pasaos por su web http://nonabox.es/

Y si alguien más quiere sobornarme que me escriba a hijanohaymasqueunagraciasadios@gmail.com Qué me gusta un soborno, maremía!

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